sábado, 9 de agosto de 2014

De ilusión se vive.


Hay dos momentos claves en esta vida: el momento en el que te das cuenta de que ya no eres un niño y el momento en el que comprendes que puedes serlo eternamente.

Termina tus estudios, encuentra a tu alma gemela, lucha por un trabajo, búscate un cuchitril, pide una hipoteca, adopta un perrito, piensa cuántos niños quieres tener correteando por la casa, contempla su rápido crecimiento, ayúdales a vivir, enséñales a aprender y envejece con la mayor dignidad que te permita la vida.

Estudia con interés, ama cada día como si fuese el primero, siente ese nerviosismo inexperto en cada caricia, destaca sobre todos en lo tuyo, sea lo que sea, redescubre cielos y edificios de camino al trabajo, haz de tus cuatro paredes un dulce hogar, consigue una estabilidad que te haga feliz, corre tras el perro cuando le lances la pelota, crea vida a partir de una ilusión, disfruta de cada risa temprana y cada abrazo, regálales tu experiencia en la vida aunque pasen de ti y tus batallitas, incúlcales interés durante su aprendizaje, en definitiva, vive una vida que merezca la pena recordar a la vejez.

Todos tenemos un niño dentro que mira con ojos del que ve por primera vez, y podemos mantenerlo con vida hasta la muerte.

Hoy miro nuestras manos enlazadas y recuerdo aquel café, y un escalofrío me recorre la espalda hasta llegar a la nuca. Seguiremos en forma cuando nuestros nietos persigan a las palomas.

Consejo del día: Crece sin crecer.


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