Ya hace dos años de la
llegada de este best-seller a España.
Fue lanzado a la venta por vez primera como libro electrónico y como libro de
bolsillo de impresión bajo demanda en mayo de 2011 en Estados Unidos bajo el
sello de una pequeña editorial virtual: TheWriter’s Coffee Shop.
El segundo libro de la trilogía fue publicado en septiembre de 2011 y el
tercero, en enero de 2012. La editorial, al tratarse de una empresa pequeña y
con bajo presupuesto, confió la publicidad de la trilogía a blogs de libros, y
eso fue suficiente para conseguir que, más adelante, el boca a boca llevara
esta novela al conocimiento de todo hijo de vecino, además de una suma
multimillonaria a su autora, E. L. James, que hasta entonces no era más que una
madre de familia tan poco conocida como yo misma.
La
historia, curiosamente, nació de un fanfic “crepusculero”, algo que salta a la vista por las coincidencias entre ambas
novelas. De hecho, el nombre de sus protagonistas eran Edward Cullen y Isabella
Swan. Más adelante, suprimió la historia de la página donde la publicó, se creó
su propia web y publicó ahí su historia cambiando los nombres de sus
protagonistas: Christian Grey y Anastasia Steele.
El
argumento inicial es sencillo: chica universitaria, patosa e insegura —y
virgen—, convive con su mejor amiga, Katherine Kavanagh, quien, al contrario que ella, es la chica perfecta:
guapa, sociable, divertida, experimentada… una joyita. Por casualidades de la
vida, Katherine pide a Ana que vaya a entrevistar a Christian Grey, alto
ejecutivo, a quien tienen por el típico niño bien, adoptado por una familia
rica que le da todo capricho, prepotente y engreído, lo cual no dista mucho de
la realidad. Quiere la vida que, tras este primer encuentro, Christian y Ana
coincidan más de una vez. En una de estas veces, él, en un acto heroico y para
nada poco natural, salva a Ana de un accidente de tráfico. Desde el primer
contacto visual, ella se sentía irremediablemente atraída por él, como no podía
ser de otra forma. Él lo sabe, conoce “el efecto que produce en todas” y juega
con ella coqueteando cada vez que puede, pero en el fondo de su corazoncito
algo le empuja a decirle a Ana que se aleje, que él no es bueno para ella.
Repito: chica antisocial coincide con el señor más codiciado de todos, el
intocable, ambos se encaprichan, él salva la vida de ella y le pide que se
aleje porque guarda un secreto… Sí, hasta ahora está calcado a Crepúsculo,
cosa que la autora hizo a intención por tratarse, en origen, de un fanfiction y por reconocerse fan incondicional
de la saga.
Ana, al ver el interés que muestra por ella el
Sr. Grey, se pregunta una y otra vez por qué ella y no cualquier otra, como
Katherine, por ejemplo, quien acabará saliendo con el hermano de Christian,
para que todos acaben en familia al más puro estilo Harry Potter. La respuesta
nos la da el segundo ejemplar de la trilogía y tiene mucho que ver con las
sombras del Sr. Grey y, a su vez, con el encanto de esta historia: Christian
Grey es un enfermo mental. Está traumatizado porque su madre “era una puta
adicta al crack” y su proxeneta
abusaba de ella delante de él y los maltrataba a los dos. Su madre se suicidó
cuando él tenía tan solo cuatro años y él quedó en su casa con el cuerpo ya sin
vida de la madre hasta que, a los cuatro días del suceso, fueron descubiertos por
la policía. Poco después fue adoptado por la familia Grey. A los quince años,
entabló una relación puramente sexual con una amiga de su madre, quien,
evidentemente, como poco, le doblaba la edad. Con ella supo de la práctica del
sadomasoquismo, donde él fue el sumiso y ella el ama. Llegando a su madurez, y
todavía atormentado por la fatídica experiencia de la infancia, siguió con
estas prácticas, pero esta vez siendo él el amo y buscando siempre sumisas de
idénticas características físicas: pelo negro, piel blanca y cuerpo muy
delgado, justo como era la madre de Christian Grey. Es decir: busca chicas
idénticas a su madre para abusar de ellas física y sexualmente. Inquietante,
¿no?
Pero este pequeño e insignificante desajuste
mental no es suficiente para dejar de decir que Christian Grey es el hombre que
toda mujer querría. Esta afirmación, respaldada por la opinión de millones de
lectoras que sueñan con dar con un ser sobrehumano a la altura de nuestro
protagonista, ha dado mucho que hablar. Ciertamente, no hay best-seller sin polémica, y en el caso
de esta trilogía, polémica hay por todas partes. Pero, ¿qué es lo que hace de
Christian Grey el hombre perfecto? Esta es una de las muchísimas opiniones que se encuentran en foros, blogs y demás
rincones de internet:
- Su
romanticismo. Christian Grey es un auténtico caballero andante, un
príncipe azul de tomo y lomo.
- Hacernos
sentir especiales y únicas. Eso es lo que hace Grey con Anastasia, y es
lo que llega al corazón de todas las mujeres.
- Lo
daría todo por ti. Frase mágica que toda mujer quisiera escuchar de
los labios de su amado. Grey no sólo la dice, sino que la pone en práctica.
- La
aventura de algo peligroso. Seamos sinceras, la primera impresión que da
Grey es para salir corriendo. Rico, súper guapo, y quiere convertirte en su
esclava… para salir corriendo, ¿o no?
- Alcanzar
lo inalcanzable. Que un hombre único e increíble como Grey se fije
en una mujer del montón como Anastasia… y la sube a los altares de la
admiración. ¡Para derretirse!
- Mails
coquetones y subidos de tono. Los mails y mensajes que intercambian
Christian y Anastasia son de lo mejor. ¿A quién no le gustaría recibir mensajes
así?
- Regalos
continuos y caros. Para que negarlo…a todas nos gustan. No es
imprescindible que sean caros, importa la intención y el significado.
- Un amante increíble. Él es un maestro, capaz de llevar al orgasmo a una
virgen absoluta.
Christian Grey es un romántico,
el tipo de romántico que disfruta amordazando a su dama y disponiendo de ella a
su antojo. Hace sentir única a Ana,
hasta que esta se da cuenta de que es idéntica a las otras sumisas que tuvo
antes (claro, que de esta se enamora, si no, no tendríamos historia que
contar). “Lo daría todo por ti”, o lo
que es lo mismo, chantaje emocional. La
aventura de algo peligroso: así es, nos gustan los chicos malos (siempre y
cuando sean buenos). Alcanzar lo
inalcanzable, porque nadie es merecedor de semejante hombre, y menos una chica del montón. Mails coquetones y subiditos de tono,
donde la que ponía la gracia al asunto era ella, no él. Regalos continuos y caros, porque está claro: todas tenemos un
precio. Y, por último, Christian es un
amante increíble: no se puede negar que Ana lo pasara bien; Ana, la chica
inocente y virgen que accede a amarrarse y ser castigada por un látigo, sí, esa
Ana.
Como
se puede observar, esto no dice mucho a favor de la mujer. Aparte de la imagen
de mujer sumisa —en el sentido de agachar la cabeza y decir que sí a todo,
totalmente a parte de la práctica sadomasoquista, de la que nadie tiene queja
alguna—, estudios afirman que esta novela lleva al abuso y la violencia, aparte
de ser terriblemente machista. Según uno de
esos estudios, “este libro perpetúa los
estándares de abuso peligrosos y sin embargo se le presenta como una novela
romántica y erótica para las mujeres”, indicó Ana Bonomi, profesora de la
Universidad estatal de Ohio. “El contenido erótico podría haberse logrado sin
el tema del abuso”. Dice que el maltrato incluye el abuso emocional mediante la
intimidación y las amenazas, el aislamiento, la vigilancia y la humillación, y
gran parte de estas formas de abuso son características de la personalidad de Christian
Grey. Ana Bonomi agrega:
“Christian sigue a Anastasia, se
le aparece en lugares inusuales, utiliza la tecnología para rastrear su
paradero, la aísla, limita su vida y contactos sociales. Por su parte ella se
muestra sumisa, totalmente anulada,
experimenta todas las experiencias clásicas de las mujeres maltratadas”.
Y no es este el único estudio que se ha hecho con respecto al tema de la
violencia de género en la novela, además de trastornos alimenticios.
Este tipo de polémicas no
sería nada fuera de lo común si solo se tratara de argumentaciones, debates y
estudios acerca de una novela. Pero, a veces, la realidad supera la ficción, y
una vez en este plano de los hechos, la perspectiva es diferente: hace año y
medio falleció una joven “tratando de imitar las prácticas sexuales descritas
en el libro”.
Él sería juzgado por homicidio involuntario, pero, como recoge la noticia, la
mujer había escrito en su diario personal: “Una vez dijiste que no querías
verme sufrir realmente. Yo soy sumisa, pero no masoquista”, por lo que no fue la primera vez que hicieron
prácticas de este tipo, con las que la mujer no parecía muy satisfecha, ni,
casi con toda seguridad, serían las últimas si no fuera por el lamentable
desenlace del encuentro. (Cabe destacar que incluyeron en la mismísima noticia
de la muerte de la joven publicidad no solo de la trilogía, sino también de la
película: “Tal está siendo la popularidad que está alcanzando la trilogía que
inspiró los juegos sexuales que trágicamente acabaron con la vida de esta joven
que ya está en marcha la adaptación cinematográfica del primero de los libros, 50 Sombras de Grey, al que siguen 50 Sombras más oscuras y 50 Sombras liberadas. Qué actor encarnará al
dominante, atractivo y misteriosa protagonista es la gran incógnita de la película basada en la historia de amor, y
sobre todo sexo, de Christian Grey y Anastasia Steel, una tímida e inexperta
joven que cae rendida a los pies de un multimillonario adicto a las prácticas
eróticas sadomasoquistas…”. Es, a mi parecer, algo bastante vergonzoso y
demuestra poco tacto por parte del redactor).
Como pasa con todo, hay críticas buenas, críticas
malas, reproches a estas malas críticas de parte de los fans y gente que,
simplemente, se lo toma con humor, como es el caso del articulista Santiago
Roncagliolo, quien hace su crítica bañada en un tono satírico magnífico: “Las mujeres desean que seas un tipo
duro. (…) Y,
sin embargo, uno lo lee como un imbécil, con su delantal puesto, mientras
espera que levante el soufflé y llegue la hora de recoger al niño del colegio.
(…) Ya hemos dicho que Christian Grey es asquerosamente rico. Pero además
comienza sus relaciones de pareja firmando un contrato que especifica con
claridad qué cosas harán y qué cosas no. Las actividades estipuladas en el
contrato le producen gran dolor a su pareja y gran placer a él. ¿A alguien le
suena de algo? Sí. Se llama hipoteca.”
Pero, ¿dónde está el porqué del éxito?
Aunque es cierto que, en un principio, la
trilogía se hizo con un buen número de seguidores por el simple método del boca
a boca, fue, después, un buen equipo de marketing
el que hizo llegar un libro a cada casa. Aparecía en todas las estanterías, en
todos los escaparates, en todas las tiendas, bajo el eslogan “Sí, esta es la
novela de la que todo el mundo habla”. Y no le faltaba razón. Más adelante,
este eslogan pasó a ser una pegatina en cada portada donde ponía “El libro que
tu madre quiere de verdad”. Sigo sin saber cómo, siendo los protagonistas un
empresario de poco más de treinta años y una estudiante de unos veintidós, esta
novela se ha convertido en “porno para mamás”.
Afirman, además, que las mujeres que han leído esta novela no quedan solo con
el placer de su lectura, sino que además su vida personal sufre maravillosas
consecuencias: “the women
who have devoured the books say they are feeling the happy effects at home”. Asegura que el libro ha ayudado a reavivar
la pasión de muchos matrimonios, lo cual es algo que, muy probablemente, lleve,
otra vez, a la propagación de boca en boca, como recomendación o como simple
tema de conversación, incitando a un círculo cercano a probar con su lectura y
provocando un efecto de ondas que llega a alcanzar a todo ser humano. Además,
dice el artículo, las mujeres se avergüenzan de ver vídeos porno, pero no de
leer, aun libros de este calibre, por lo que resulta bastante liberador. Pero,
como hemos mencionado antes, “the
trilogy has its detractors. Commentators have shredded the books for their
explicit violence and antiquated treatment of women, made especially clear in
the character of Anastasia, an awkward naif who consents to being stalked,
slapped and whipped with a leather riding crop”.
Aunque esta trilogía no solo ha llegado a un
público, generalmente femenino, de edad adulta (cuarenta o cincuenta años), ha
hecho que las novelas de este género (porno para mamás) sea todo un boom.
En estos dos años son muchas las novelas que han abordado este tema, muchas de
ellas con portadas sospechosamente parecidas a las de esta trilogía.
Varias escritoras españolas también se
subieron al carro. Megan Maxwell escribió Pídeme lo que quieras cuando
su editorial le retó a escribir una novela puramente erótica, género que, hasta
entonces, no se había atrevido a abordar. Al parecer, la editorial tenía claro
dónde se encontraba el dinero y cuál era el plato fuerte de la temporada. La
autora, que al principio se mostró algo reticente, luego le cogió el gusto.
Evidentemente, había comparaciones entre ella y E. L. James, que, si bien no
inventó el género —pues tenemos, entre muchas otras, a una magnífica Corín
Tellado, “la inocente pornógrafa”—, fue la que despertó este fenómeno en el mundo entero. “Me encanta que me comparen con E. L. James, ojalá vendiera
tanto como ella”, dice Megan Maxwell, y no es para menos: la famosa trilogía ha
superado ya los cuarenta millones de ejemplares vendidos. Andrea Hoyos,
por su parte, también se ha adentrado en el mundillo y no se ha cortado el pelo
al explicar por qué: “Escribí ¿Dormimos juntos?
porque estaba enfadada. Cincuenta sombras
de Grey ha vendido 15 millones de copias y es un libro malo en todos
los sentidos. Especialmente en dos que a mí me indignan: no tiene ningún valor
literario, ni vital”. Y añade después: “Me parece un texto pobre, limitado,
ñoño, paternalista, bobalicón… Creo que el problema de ‘Cincuenta sombras’
es llamarlo literatura: es un cuento de hadas con penetración, ropa de marca,
técnicas sadomasoquistas y poca psicología”. Y es que —y en esto coinciden casi
todos— el estilo deja mucho que desear: simple, plano y, sobre todo,
repetitivo. A lo largo de sus páginas, se repiten, de la primera a la tercera
entrega, una serie de frases que saben a relleno y que, sin duda, acapararían
al ponerlas juntas un buen número tramo del libro: “mi diosa interior”, “sus
ojos grises”, “frunce el ceño”, “su mirada oscura”, “sus delgados dedos”… En El Huffington Post hicieron cuentas: “madre mía” aparece 142 veces; “ceño”, 155 veces; “labios”,
151 veces, y “la diosa que llevo dentro”, 60 veces. Esto, naturalmente, lleva
al lector al agotamiento. Por otra parte, sin embargo, hay otra cosa en la que
la mayoría coincide: es adictiva. Aunque yo no la tildaría de adictiva, sino de
fácil (de leer), en el sentido de que empiezas y cuando te das cuenta llevas
doscientas páginas a tus espaldas.
Entre
sus lectores, hay una clara distinción de sexos: mientras la mayoría de las
mujeres que leen esta novela (al menos todas aquellas que no han visto su
perfil machista y no se han sentido ofendidas por la misma) desean en sus vidas
un Christian Grey que las haga feliz, los hombres que han emprendido su lectura
(muchos como un reto, otros tantos por curiosidad y algunos por el deseo de
descubrir cómo satisfacer a sus esposas) no acabaron nada maravillados.
De hecho, se sorprenden al descubrir que las escenas que más tediosas les
resultaron fueron las de sexo, que, según describen, son tan repetitivas como
el resto:
¿Y qué? Pues que me
pasó lo que nunca pude imaginar que le pasaría a un hombre hecho y derecho como
yo, cuarentón, calvo, con sus facultades físicas todavía activas: que me
saltaba las escenas de sexo. Sí, allí estaba yo, gritando con desesperación,
basta ya señor Grey, que llevas dos polvos seguidos, sin descanso, ¿a qué el
tercero? ¿Qué falta hace si Anastasia, tú y todos nosotros estamos agotados? Y
así. Era leer que alguien se mordía el labio y empezar a cabalgar con la mirada
por sobre los párrafos hasta que leía que él caía sobre ella y le olía el pelo,
y entonces sabía que todo había acabado y podía seguir leyendo. Vamos, como
darle al visionado rápido en los pasajes no pornográficos de las pelis porno,
pero al revés.
Y en el otro extremo, tenemos a un sector no
poco numeroso que o bien se avergüenza de haberla leído y, por ello, lo oculta,
convirtiéndolo así en su “guilty
pleasure”, o bien se siente, en cierta forma, demasiado… ¿inteligente? como
para leer “semejante bazofia”. Este segundo grupo es el típico que dice cosas
como “ese libro no vale ni para hacer fuego.” “¿pero tú te lo has leído?”
“¡¿Yo?! ¡Pues claro que no!”. Por mi parte, he de decir que creo que la novela,
aun con sus carencias y sus errores, se hizo planteando unos objetivos que,
viendo el número de ventas, están más que superados, motivo suficiente para
prestar un mínimo de respeto y no degradar la trilogía a la categoría de no
merecedora de, siquiera, emplear dos segundos de mi valioso tiempo.
En conclusión: Me atrevería a decir que el
éxito de este best-seller se debe al
renacimiento de un género que atrae a las ya impúdicas e irreprensibles señoras
amas de casa de estos tiempos, las cuales nacieron en una época de cambio pero
aún muy controlada socialmente y quienes, en su mayoría, solo tuvieron acceso a
una educación básica, además de no ser muchas de ellas ávidas lectoras. Por
este motivo, el estilo del que tanta queja hay se hace cómodo y atractivo para
este público que, además, está poco acostumbrado al género erótico, por lo que
es fácil abrumarlas y cumplir sus expectativas, aunque el contenido sexual de
la novela no sea, en realidad, nada de otro mundo. Prueba de ello son los
testimonios de adolescentes que han leído la trilogía y han encontrado su
contenido escaso y bastante light.
También tenemos a los personajes principales: Christian Grey, aparte de ser
controlador y prepotente y estar lleno de ira —cositas sin importancia—, es
multimillonario, tiene un físico envidiable y en la cama es todo un as, lo cual
es más que suficiente para que toda ama de casa sueñe con hacerse(lo) con uno;
Anastasia Steele, por su parte, es una chica sencilla que siempre ha pasado
desapercibida —si no fuera por el hecho de que su amigo José está enamorado de ella,
su jefe le tira los tejos, es el centro de atención allí por donde pasa y hace
que Christian Grey arda de celos—, en fin, una más del montón, lo que puede
hacer al lector —lectora, en este caso— sentirse identificado con ella y tener
la esperanza de que algún multimillonario apolíneo se cruce con ella al comprar
el pan, se quede prendado, la rapte y le dé un poco de vidilla a su rutina.
Fuera como fuere, Cincuenta sombras de
Grey ha dado mucho que hablar, y aún le queda mucho recorrido, teniendo en
cuenta que el 13 de febrero de 2015 se estrenará la película basada en la primera de las entregas de la trilogía y ya se augura un rotundo
éxito.
Os invito a compartir impresiones, aun a sabiendas de que este blog no lo visita ni el Tato y de que, si alguno tuviese el despiste de acabar en este recóndito lugar, no va a tener el descaro ni las ganas de hacer debate o dejar su opinión. Pero yo lo suelto y si cuela, cuela.
Yo leí la triología porque soy una víctima de la publicidad y la presión me puede.... eso no dice mucho de mí.... en fin, mis conclusiones fueron: primero, que esta novela de sadomasoquista tiene el lector, por aguantar hasta el final; segundo, tiene mucho folleteo y poco argumento y sí tiene argumento la autora no sabe explotaro, tercero, ni me gusta ella que va de pseudo mujer independiente, ni me gusta él que va de trastornado por la vida. Y mi conclusión final, el Christian Grey es un maltratador psicológico en potencia, la protagonista vive con miedo la mayor parte de la novela (Ains no voy a hacer esto que Christian se va a enfadar....) y yo no querría una relación así; y luego dejar a la mujer a la altura del betún ¿En serio es esto lo que queremos? Pues eso, no me gustó nada de nada.... Luego han salido más mierdas iguales o peores...
ResponderEliminarPor suerte, la cuarta entrega ha sido criticada hasta la saciedad incluso por los fans que lo pidieron y ha dado punto y final a la saga y a todo este rollito pórnico-masoquista. Demos gracias al señor (Grey).
EliminarY más de un año después aparezco, es cierto lo que dicen, no hay "sustancia". Es desesperante que en general las mujeres en estos libros tiene una gran debilidad por el sexo, no pasan ni diez minutos de enfado cuando ya están con lo mismo. Es como un parámetro en la actualidad para estas novelas. Y es total porno literario, como las películas pues, si se quitaran las escenas de sexo, es una historia corta y sin mucho que dar, como dice el comentario, me leo en segundos las partes del sexo, porque a la larga resulta cansado, repetitivo. Pero bueno, espero que por curiosidad, por presión, por publicidad, por la razón que sea que los hayan leído, que resulte en que empiecen a leer otros libros, otra literatura (y no hablo de clásicos, si no algo más), siendo honestos, eso me pasó a mi. Me regresó a mis años de devoradora de libros... :D.
ResponderEliminarYo ni siquiera lo calificaría de "pórnico", porque, como bien dices, a la larga resulta cansado, repetitivo, no tiene ni chicha ni limoná y al final son las partes que antes de saltas. En realidad es una historia romántica como otra cualquiera: chico potente conoce a chica del montón, se enamoran, tienen trastornos psicológicos, los superan juntos, se casan y tienen niños. Pero sí, hay que reconocerle a la autora que el libro tiene tirón, que de fácil que es, engancha y te lo bebes, y que creo que ha dado pie a que mucha gente se enganche a la lectura, y eso es de agradecer.
EliminarGracias por pasarte y dejar tu granito de arena.
Rosa.