martes, 14 de octubre de 2014

Trilogía ‘Cincuenta Sombras’ y la novela erótica

Ya hace dos años de la llegada de este best-seller a España. Fue lanzado a la venta por vez primera como libro electrónico y como libro de bolsillo de impresión bajo demanda en mayo de 2011 en Estados Unidos bajo el sello de una pequeña editorial virtual: TheWriter’s Coffee Shop. El segundo libro de la trilogía fue publicado en septiembre de 2011 y el tercero, en enero de 2012. La editorial, al tratarse de una empresa pequeña y con bajo presupuesto, confió la publicidad de la trilogía a blogs de libros, y eso fue suficiente para conseguir que, más adelante, el boca a boca llevara esta novela al conocimiento de todo hijo de vecino, además de una suma multimillonaria a su autora, E. L. James, que hasta entonces no era más que una madre de familia tan poco conocida como yo misma.

La historia, curiosamente, nació de un fanfic “crepusculero”, algo que salta a la vista por las coincidencias entre ambas novelas. De hecho, el nombre de sus protagonistas eran Edward Cullen y Isabella Swan. Más adelante, suprimió la historia de la página donde la publicó, se creó su propia web y publicó ahí su historia cambiando los nombres de sus protagonistas: Christian Grey y Anastasia Steele.

El argumento inicial es sencillo: chica universitaria, patosa e insegura —y virgen—, convive con su mejor amiga, Katherine Kavanagh, quien, al contrario que ella, es la chica perfecta: guapa, sociable, divertida, experimentada… una joyita. Por casualidades de la vida, Katherine pide a Ana que vaya a entrevistar a Christian Grey, alto ejecutivo, a quien tienen por el típico niño bien, adoptado por una familia rica que le da todo capricho, prepotente y engreído, lo cual no dista mucho de la realidad. Quiere la vida que, tras este primer encuentro, Christian y Ana coincidan más de una vez. En una de estas veces, él, en un acto heroico y para nada poco natural, salva a Ana de un accidente de tráfico. Desde el primer contacto visual, ella se sentía irremediablemente atraída por él, como no podía ser de otra forma. Él lo sabe, conoce “el efecto que produce en todas” y juega con ella coqueteando cada vez que puede, pero en el fondo de su corazoncito algo le empuja a decirle a Ana que se aleje, que él no es bueno para ella. Repito: chica antisocial coincide con el señor más codiciado de todos, el intocable, ambos se encaprichan, él salva la vida de ella y le pide que se aleje porque guarda un secreto… Sí, hasta ahora está calcado a Crepúsculo, cosa que la autora hizo a intención por tratarse, en origen, de un fanfiction y por reconocerse fan incondicional de la saga.

Ana, al ver el interés que muestra por ella el Sr. Grey, se pregunta una y otra vez por qué ella y no cualquier otra, como Katherine, por ejemplo, quien acabará saliendo con el hermano de Christian, para que todos acaben en familia al más puro estilo Harry Potter. La respuesta nos la da el segundo ejemplar de la trilogía y tiene mucho que ver con las sombras del Sr. Grey y, a su vez, con el encanto de esta historia: Christian Grey es un enfermo mental. Está traumatizado porque su madre “era una puta adicta al crack” y su proxeneta abusaba de ella delante de él y los maltrataba a los dos. Su madre se suicidó cuando él tenía tan solo cuatro años y él quedó en su casa con el cuerpo ya sin vida de la madre hasta que, a los cuatro días del suceso, fueron descubiertos por la policía. Poco después fue adoptado por la familia Grey. A los quince años, entabló una relación puramente sexual con una amiga de su madre, quien, evidentemente, como poco, le doblaba la edad. Con ella supo de la práctica del sadomasoquismo, donde él fue el sumiso y ella el ama. Llegando a su madurez, y todavía atormentado por la fatídica experiencia de la infancia, siguió con estas prácticas, pero esta vez siendo él el amo y buscando siempre sumisas de idénticas características físicas: pelo negro, piel blanca y cuerpo muy delgado, justo como era la madre de Christian Grey. Es decir: busca chicas idénticas a su madre para abusar de ellas física y sexualmente. Inquietante, ¿no?

Pero este pequeño e insignificante desajuste mental no es suficiente para dejar de decir que Christian Grey es el hombre que toda mujer querría. Esta afirmación, respaldada por la opinión de millones de lectoras que sueñan con dar con un ser sobrehumano a la altura de nuestro protagonista, ha dado mucho que hablar. Ciertamente, no hay best-seller sin polémica, y en el caso de esta trilogía, polémica hay por todas partes. Pero, ¿qué es lo que hace de Christian Grey el hombre perfecto? Esta es una de las muchísimas opiniones que se encuentran en foros, blogs y demás rincones de internet:

- Su romanticismo. Christian Grey es un auténtico caballero andante, un príncipe azul de tomo y lomo.
- Hacernos sentir especiales y únicas. Eso es lo que hace Grey con Anastasia, y es lo que llega al corazón de todas las mujeres.
- Lo daría todo por ti. Frase mágica que toda mujer quisiera escuchar de los labios de su amado. Grey no sólo la dice, sino que la pone en práctica.
- La aventura de algo peligroso. Seamos sinceras, la primera impresión que da Grey es para salir corriendo. Rico, súper guapo, y quiere convertirte en su esclava… para salir corriendo, ¿o no?
- Alcanzar lo inalcanzable. Que un hombre único e increíble como Grey se fije en una mujer del montón como Anastasia… y la sube a los altares de la admiración. ¡Para derretirse!
- Mails coquetones y subidos de tono. Los mails y mensajes que intercambian Christian y Anastasia son de lo mejor. ¿A quién no le gustaría recibir mensajes así?
-  Regalos continuos y caros. Para que negarlo…a todas nos gustan.  No es imprescindible que sean caros, importa la intención y el significado.
- Un amante increíble. Él es un maestro, capaz de llevar al orgasmo a una virgen absoluta.
Christian Grey es un romántico, el tipo de romántico que disfruta amordazando a su dama y disponiendo de ella a su antojo. Hace sentir única a Ana, hasta que esta se da cuenta de que es idéntica a las otras sumisas que tuvo antes (claro, que de esta se enamora, si no, no tendríamos historia que contar). “Lo daría todo por ti”, o lo que es lo mismo, chantaje emocional. La aventura de algo peligroso: así es, nos gustan los chicos malos (siempre y cuando sean buenos). Alcanzar lo inalcanzable, porque nadie es merecedor de semejante hombre, y menos una chica del montón. Mails coquetones y subiditos de tono, donde la que ponía la gracia al asunto era ella, no él. Regalos continuos y caros, porque está claro: todas tenemos un precio. Y, por último, Christian es un amante increíble: no se puede negar que Ana lo pasara bien; Ana, la chica inocente y virgen que accede a amarrarse y ser castigada por un látigo, sí, esa Ana.

Como se puede observar, esto no dice mucho a favor de la mujer. Aparte de la imagen de mujer sumisa —en el sentido de agachar la cabeza y decir que sí a todo, totalmente a parte de la práctica sadomasoquista, de la que nadie tiene queja alguna—, estudios afirman que esta novela lleva al abuso y la violencia, aparte de ser terriblemente machista. Según uno de esos estudios, “este libro perpetúa los estándares de abuso peligrosos y sin embargo se le presenta como una novela romántica y erótica para las mujeres”, indicó Ana Bonomi, profesora de la Universidad estatal de Ohio. “El contenido erótico podría haberse logrado sin el tema del abuso”. Dice que el maltrato incluye el abuso emocional mediante la intimidación y las amenazas, el aislamiento, la vigilancia y la humillación, y gran parte de estas formas de abuso son características de la personalidad de Christian Grey. Ana Bonomi agrega: “Christian sigue a Anastasia, se le aparece en lugares inusuales, utiliza la tecnología para rastrear su paradero, la aísla, limita su vida y contactos sociales. Por su parte ella se muestra sumisa, totalmente anulada, experimenta todas las experiencias clásicas de las mujeres maltratadas”. Y no es este el único estudio que se ha hecho con respecto al tema de la violencia de género en la novela, además de trastornos alimenticios.

Este tipo de polémicas no sería nada fuera de lo común si solo se tratara de argumentaciones, debates y estudios acerca de una novela. Pero, a veces, la realidad supera la ficción, y una vez en este plano de los hechos, la perspectiva es diferente: hace año y medio falleció una joven “tratando de imitar las prácticas sexuales descritas en el libro”. Él sería juzgado por homicidio involuntario, pero, como recoge la noticia, la mujer había escrito en su diario personal: “Una vez dijiste que no querías verme sufrir realmente. Yo soy sumisa, pero no masoquista”, por lo que no fue la primera vez que hicieron prácticas de este tipo, con las que la mujer no parecía muy satisfecha, ni, casi con toda seguridad, serían las últimas si no fuera por el lamentable desenlace del encuentro. (Cabe destacar que incluyeron en la mismísima noticia de la muerte de la joven publicidad no solo de la trilogía, sino también de la película: “Tal está siendo la popularidad que está alcanzando la trilogía que inspiró los juegos sexuales que trágicamente acabaron con la vida de esta joven que ya está en marcha la adaptación cinematográfica del primero de los libros, 50 Sombras de Grey, al que siguen 50 Sombras más oscuras y 50 Sombras liberadas. Qué actor encarnará al dominante, atractivo y misteriosa protagonista es la gran incógnita de la película basada en la historia de amor, y sobre todo sexo, de Christian Grey y Anastasia Steel, una tímida e inexperta joven que cae rendida a los pies de un multimillonario adicto a las prácticas eróticas sadomasoquistas…”. Es, a mi parecer, algo bastante vergonzoso y demuestra poco tacto por parte del redactor).

Como pasa con todo, hay críticas buenas, críticas malas, reproches a estas malas críticas de parte de los fans y gente que, simplemente, se lo toma con humor, como es el caso del articulista Santiago Roncagliolo, quien hace su crítica bañada en un tono satírico magnífico: “Las mujeres desean que seas un tipo duro. (…) Y, sin embargo, uno lo lee como un imbécil, con su delantal puesto, mientras espera que levante el soufflé y llegue la hora de recoger al niño del colegio. (…) Ya hemos dicho que Christian Grey es asquerosamente rico. Pero además comienza sus relaciones de pareja firmando un contrato que especifica con claridad qué cosas harán y qué cosas no. Las actividades estipuladas en el contrato le producen gran dolor a su pareja y gran placer a él. ¿A alguien le suena de algo? Sí. Se llama hipoteca.”

Pero, ¿dónde está el porqué del éxito?

Aunque es cierto que, en un principio, la trilogía se hizo con un buen número de seguidores por el simple método del boca a boca, fue, después, un buen equipo de marketing el que hizo llegar un libro a cada casa. Aparecía en todas las estanterías, en todos los escaparates, en todas las tiendas, bajo el eslogan “Sí, esta es la novela de la que todo el mundo habla”. Y no le faltaba razón. Más adelante, este eslogan pasó a ser una pegatina en cada portada donde ponía “El libro que tu madre quiere de verdad”. Sigo sin saber cómo, siendo los protagonistas un empresario de poco más de treinta años y una estudiante de unos veintidós, esta novela se ha convertido en “porno para mamás”. Afirman, además, que las mujeres que han leído esta novela no quedan solo con el placer de su lectura, sino que además su vida personal sufre maravillosas consecuencias: the women who have devoured the books say they are feeling the happy effects at home”. Asegura que el libro ha ayudado a reavivar la pasión de muchos matrimonios, lo cual es algo que, muy probablemente, lleve, otra vez, a la propagación de boca en boca, como recomendación o como simple tema de conversación, incitando a un círculo cercano a probar con su lectura y provocando un efecto de ondas que llega a alcanzar a todo ser humano. Además, dice el artículo, las mujeres se avergüenzan de ver vídeos porno, pero no de leer, aun libros de este calibre, por lo que resulta bastante liberador. Pero, como hemos mencionado antes, the trilogy has its detractors. Commentators have shredded the books for their explicit violence and antiquated treatment of women, made especially clear in the character of Anastasia, an awkward naif who consents to being stalked, slapped and whipped with a leather riding crop”.

Aunque esta trilogía no solo ha llegado a un público, generalmente femenino, de edad adulta (cuarenta o cincuenta años), ha hecho que las novelas de este género (porno para mamás) sea todo un boom. En estos dos años son muchas las novelas que han abordado este tema, muchas de ellas con portadas sospechosamente parecidas a las de esta trilogía.



Varias escritoras españolas también se subieron al carro. Megan Maxwell escribió Pídeme lo que quieras cuando su editorial le retó a escribir una novela puramente erótica, género que, hasta entonces, no se había atrevido a abordar. Al parecer, la editorial tenía claro dónde se encontraba el dinero y cuál era el plato fuerte de la temporada. La autora, que al principio se mostró algo reticente, luego le cogió el gusto. Evidentemente, había comparaciones entre ella y E. L. James, que, si bien no inventó el género —pues tenemos, entre muchas otras, a una magnífica Corín Tellado, “la inocente pornógrafa”—, fue la que despertó este fenómeno en el mundo entero. “Me encanta que me comparen con E. L. James, ojalá vendiera tanto como ella”, dice Megan Maxwell, y no es para menos: la famosa trilogía ha superado ya los cuarenta millones de ejemplares vendidos. Andrea Hoyos, por su parte, también se ha adentrado en el mundillo y no se ha cortado el pelo al explicar por qué: “Escribí ¿Dormimos juntos? porque estaba enfadada. Cincuenta sombras de Grey ha vendido 15 millones de copias y es un libro malo en todos los sentidos. Especialmente en dos que a mí me indignan: no tiene ningún valor literario, ni vital”. Y añade después: “Me parece un texto pobre, limitado, ñoño, paternalista, bobalicón… Creo que el problema de ‘Cincuenta sombras’ es llamarlo literatura: es un cuento de hadas con penetración, ropa de marca, técnicas sadomasoquistas y poca psicología”. Y es que —y en esto coinciden casi todos— el estilo deja mucho que desear: simple, plano y, sobre todo, repetitivo. A lo largo de sus páginas, se repiten, de la primera a la tercera entrega, una serie de frases que saben a relleno y que, sin duda, acapararían al ponerlas juntas un buen número tramo del libro: “mi diosa interior”, “sus ojos grises”, “frunce el ceño”, “su mirada oscura”, “sus delgados dedos”… En El Huffington Post hicieron cuentas: “madre mía” aparece 142 veces; “ceño”, 155 veces; “labios”, 151 veces, y “la diosa que llevo dentro”, 60 veces. Esto, naturalmente, lleva al lector al agotamiento. Por otra parte, sin embargo, hay otra cosa en la que la mayoría coincide: es adictiva. Aunque yo no la tildaría de adictiva, sino de fácil (de leer), en el sentido de que empiezas y cuando te das cuenta llevas doscientas páginas a tus espaldas.

Entre sus lectores, hay una clara distinción de sexos: mientras la mayoría de las mujeres que leen esta novela (al menos todas aquellas que no han visto su perfil machista y no se han sentido ofendidas por la misma) desean en sus vidas un Christian Grey que las haga feliz, los hombres que han emprendido su lectura (muchos como un reto, otros tantos por curiosidad y algunos por el deseo de descubrir cómo satisfacer a sus esposas) no acabaron nada maravillados. De hecho, se sorprenden al descubrir que las escenas que más tediosas les resultaron fueron las de sexo, que, según describen, son tan repetitivas como el resto:

¿Y qué? Pues que me pasó lo que nunca pude imaginar que le pasaría a un hombre hecho y derecho como yo, cuarentón, calvo, con sus facultades físicas todavía activas: que me saltaba las escenas de sexo. Sí, allí estaba yo, gritando con desesperación, basta ya señor Grey, que llevas dos polvos seguidos, sin descanso, ¿a qué el tercero? ¿Qué falta hace si Anastasia, tú y todos nosotros estamos agotados? Y así. Era leer que alguien se mordía el labio y empezar a cabalgar con la mirada por sobre los párrafos hasta que leía que él caía sobre ella y le olía el pelo, y entonces sabía que todo había acabado y podía seguir leyendo. Vamos, como darle al visionado rápido en los pasajes no pornográficos de las pelis porno, pero al revés.

Y en el otro extremo, tenemos a un sector no poco numeroso que o bien se avergüenza de haberla leído y, por ello, lo oculta, convirtiéndolo así en su “guilty pleasure”, o bien se siente, en cierta forma, demasiado… ¿inteligente? como para leer “semejante bazofia”. Este segundo grupo es el típico que dice cosas como “ese libro no vale ni para hacer fuego.” “¿pero tú te lo has leído?” “¡¿Yo?! ¡Pues claro que no!”. Por mi parte, he de decir que creo que la novela, aun con sus carencias y sus errores, se hizo planteando unos objetivos que, viendo el número de ventas, están más que superados, motivo suficiente para prestar un mínimo de respeto y no degradar la trilogía a la categoría de no merecedora de, siquiera, emplear dos segundos de mi valioso tiempo.
En conclusión: Me atrevería a decir que el éxito de este best-seller se debe al renacimiento de un género que atrae a las ya impúdicas e irreprensibles señoras amas de casa de estos tiempos, las cuales nacieron en una época de cambio pero aún muy controlada socialmente y quienes, en su mayoría, solo tuvieron acceso a una educación básica, además de no ser muchas de ellas ávidas lectoras. Por este motivo, el estilo del que tanta queja hay se hace cómodo y atractivo para este público que, además, está poco acostumbrado al género erótico, por lo que es fácil abrumarlas y cumplir sus expectativas, aunque el contenido sexual de la novela no sea, en realidad, nada de otro mundo. Prueba de ello son los testimonios de adolescentes que han leído la trilogía y han encontrado su contenido escaso y bastante light. También tenemos a los personajes principales: Christian Grey, aparte de ser controlador y prepotente y estar lleno de ira —cositas sin importancia—, es multimillonario, tiene un físico envidiable y en la cama es todo un as, lo cual es más que suficiente para que toda ama de casa sueñe con hacerse(lo) con uno; Anastasia Steele, por su parte, es una chica sencilla que siempre ha pasado desapercibida —si no fuera por el hecho de que su amigo José está enamorado de ella, su jefe le tira los tejos, es el centro de atención allí por donde pasa y hace que Christian Grey arda de celos—, en fin, una más del montón, lo que puede hacer al lector —lectora, en este caso— sentirse identificado con ella y tener la esperanza de que algún multimillonario apolíneo se cruce con ella al comprar el pan, se quede prendado, la rapte y le dé un poco de vidilla a su rutina. Fuera como fuere, Cincuenta sombras de Grey ha dado mucho que hablar, y aún le queda mucho recorrido, teniendo en cuenta que el 13 de febrero de 2015 se estrenará la película basada en la primera de las entregas de la trilogía y ya se augura un rotundo éxito.

Os invito a compartir impresiones, aun a sabiendas de que este blog no lo visita ni el Tato y de que, si alguno tuviese el despiste de acabar en este recóndito lugar, no va a tener el descaro ni las ganas de hacer debate o dejar su opinión. Pero yo lo suelto y si cuela, cuela.

4 comentarios:

  1. Yo leí la triología porque soy una víctima de la publicidad y la presión me puede.... eso no dice mucho de mí.... en fin, mis conclusiones fueron: primero, que esta novela de sadomasoquista tiene el lector, por aguantar hasta el final; segundo, tiene mucho folleteo y poco argumento y sí tiene argumento la autora no sabe explotaro, tercero, ni me gusta ella que va de pseudo mujer independiente, ni me gusta él que va de trastornado por la vida. Y mi conclusión final, el Christian Grey es un maltratador psicológico en potencia, la protagonista vive con miedo la mayor parte de la novela (Ains no voy a hacer esto que Christian se va a enfadar....) y yo no querría una relación así; y luego dejar a la mujer a la altura del betún ¿En serio es esto lo que queremos? Pues eso, no me gustó nada de nada.... Luego han salido más mierdas iguales o peores...

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    1. Por suerte, la cuarta entrega ha sido criticada hasta la saciedad incluso por los fans que lo pidieron y ha dado punto y final a la saga y a todo este rollito pórnico-masoquista. Demos gracias al señor (Grey).

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  2. Y más de un año después aparezco, es cierto lo que dicen, no hay "sustancia". Es desesperante que en general las mujeres en estos libros tiene una gran debilidad por el sexo, no pasan ni diez minutos de enfado cuando ya están con lo mismo. Es como un parámetro en la actualidad para estas novelas. Y es total porno literario, como las películas pues, si se quitaran las escenas de sexo, es una historia corta y sin mucho que dar, como dice el comentario, me leo en segundos las partes del sexo, porque a la larga resulta cansado, repetitivo. Pero bueno, espero que por curiosidad, por presión, por publicidad, por la razón que sea que los hayan leído, que resulte en que empiecen a leer otros libros, otra literatura (y no hablo de clásicos, si no algo más), siendo honestos, eso me pasó a mi. Me regresó a mis años de devoradora de libros... :D.

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    1. Yo ni siquiera lo calificaría de "pórnico", porque, como bien dices, a la larga resulta cansado, repetitivo, no tiene ni chicha ni limoná y al final son las partes que antes de saltas. En realidad es una historia romántica como otra cualquiera: chico potente conoce a chica del montón, se enamoran, tienen trastornos psicológicos, los superan juntos, se casan y tienen niños. Pero sí, hay que reconocerle a la autora que el libro tiene tirón, que de fácil que es, engancha y te lo bebes, y que creo que ha dado pie a que mucha gente se enganche a la lectura, y eso es de agradecer.
      Gracias por pasarte y dejar tu granito de arena.
      Rosa.

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